Imperio Medio (2160-1781)

Dinastía XI

Después de la guerra de unificación de Egipto con la toma de Heracleópolis, Mentuhetep II estableció la capital en Tebas y tomó una serie de importantes medidas para restablecer la autoridad real y la prosperidad económica del país. Una de ellas hacía referencia a los nomarcas. Su nombramiento pasó a ser decisión real y no hereditaria como hasta entonces, los funcionarios provinciales eran frecuentemente trasladados de lugar para evitar que el cargo pasase a ser hereditario. El poder central fue de nuevo dirigido por un visir. Se creó un nuevo cargo administrativo: el de Gobernador del Norte.
Con relación a la arquitectura se emprendió una campaña de construcción y ampliación de templos, sobre todo en el Alto Egipto. El dios predominante en esta dinastía fue Montu, un dios tebano con tendencias guerreras, y se notó una creciente popularidad del dios Osiris.
En cuanto a la política exterior, Mentuhetep II cortó un intento de invasión del Delta por parte de los beduinos; también lucho en Libia contra los «Chemehu» y los «Tehenu» y en Nubia se aseguró el control hasta la segunda catarata (Buhen, en territorio Cush, muy cerca de Abu Simbel).
Poco que destacar de los demás faraones. Mentuhetep III, hijo del anterior, continuó con la misma política; solamente hacia el final de su reinado y continuado por el usurpador Mentuhetep IV, Egipto cayó otra vez en una etapa de guerras y hambre.

Capital:
Tebas en el Alto Egipto

Estos son los cartuchos reales correspondientes a esta dinastía:

* A Intef se le conoce también por el nombre de el Gran Herpa.

Dinastía XII

En medio de la delicada situación del final de la dinastía XI, Amenemes I (Imenemhat) subió al trono y fundó una nueva dinastía, la XII. Esta es sin duda la más importante del Imperio Medio. Amenemes I fue un gran estadista. Lo primero que hizo fue trasladar la capital de Tebas a Ittauy, muy cerca de Menfis, una de las razones del traslado de la capital fue la de iniciar la explotación del cercano oasis del Fayum.
Otra importante decisión fue la revisión de los limites de los nomos, equilibrando sus extensiones y recuperando la importancia que tenían antaño. Con Amenemes I llegó la prosperidad económica no solo a la capital si no también a las diferentes ciudades.
Con respecto a la religión se produjo un cambio de adoración. Mientras que en la dinastía XI se adoraba principalmente a Montu (de ahí Mentuhetep), en la XII se pasó a la adoración de Amón (de ahí Amenemes). También durante esta dinastía comenzaron las primeras manifestaciones por parte de personas cultivadas del monoteísmo, dirigiéndose a un dios sin darle nombre preciso.
En cuanto a la política exterior Amenemes I siguió su lucha en el Delta contra los beduinos, para defenderse de ellos mandó construir una muralla (el «Muro del Príncipe») que a la larga le fue muy efectiva.
Un hecho muy importante que aconteció en su reinado fue que en el año 20 de reinado asoció al trono a su hijo Sesostris I (Usertsen). Nunca antes en la historia de Egipto había ocurrido algo parecido. La medida en principio era lógica: durante la corregencia se iría enseñando al heredero a comportarse como rey, adiestrándole en las artes de la guerra y la política. La medida se hizo tan popular que a partir de este monarca fue adoptada por el resto de faraones de esta dinastía así como por otros de periodos posteriores. Amenemes I murió asesinado por un complot palaciego mientras Sesostris I se encontraba en el desierto Líbico en una campaña militar.
Los siguientes faraones Amenemes II y Sesostris II, siguieron recuperando espacio al oasis del Fayum para las funciones agrícolas, este último construyó una presa en Illahum (donde trasladó la capital) para regular el agua que entraba en el oasis procedente de un importante brazo del Nilo. Tanto Amenemes II como Sesostris II se hicieron enterrar en sendas pirámides.
Le sucedió en el trono Sesostris III que fue un importante guerrero y conquistador. Sus dominios se extendieron por los cuatro puntos cardinales. Al norte hasta Europa, al sur hasta la segunda catarata en Nubia, al este hasta Siria y Paquistán y al oeste hasta Marruecos. Se hizo enterrar en una pirámide situada en Dahshur.
Amenemes III gobernó el país durante casi 50 años. Este siguió explotando los recursos agrícolas del Fayum acabando trabajos hidráulicos que habían dejado a medio terminar los faraones anteriores. Durante su reinado se extinguió el cargo hereditario de los nomarcas llegando a ser en todos los nomos por nombramiento real. Se hizo construir un enorme templo funerario denominado «El Laberinto», llamado así por disponer de un numero muy elevado de habitaciones.
La hija de Amenemes III, Escemiofris (Sebekneferura) se casó con Amenemes IV y esta le trasmitió sus derechos al trono para que gobernase. El breve reinado de Amenemes IV hizo que Escemiofris gobernase en solitario a Egipto. Con ella, estando el país en pleno apogeo y sin saber bien por qué terminó el Imperio Medio dando paso al Segundo Periodo Intermedio.

Capital:
Ittauy en el Egipto Medio

Estos son los cartuchos reales correspondientes a esta dinastía: